GUILLOT, ANA
1.
envoltura extasiada
la piel
alentando la insistente feroz
depredación
adentro
órganos como racimos
filamentos vibrátiles
en dónde / luego
la tensión trinitaria
nos habita
12
Si hemos llegado casi
(había dos soles entonces
y una rosa
piramidal y verde)
si los cientos de hombres
de pasos
si todos de perfil
(estaba el árbol también
las ramas incrustadas en los hombres
y ellos
como las raíces
bajo la tierra
temblando)
si nos hemos pisoteado
las cabezas
(les faltaban los brazos a algunos)
si todos miraban hacia arriba
(les faltaban los ojos a todos)
si hemos llegado casi
aún dejando cada vez más
las piernas
cada vez más
el tórax las caderas el alma
si casi hemos llegado
(había un abismo entonces
del otro lado de la roca)
si hemos persistido incólumes
en la inocente tierra
2.
¿el viaje es esto entonces
un peligro in situ
una estampida
el estertor en la garganta
y el aliento que
se detiene
algo
por descubrir
(esa cadencia
cierta luminosidad)
esta cárcel de huesos? -digo
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Digo finalmente que yo también
he visto
mi cuerpo adocenado
digo que he estado viéndome
en los pasos exiguos de los otros
y que he menguado el alma
(como ellos)
para evitar
Y tan abajo
tan inocente la risa
sin embargo
3.
micciones y excrementos
interiores
anidando indeseados
flujos y sangre
esperma
y este dolor
(adónde)
desechos que intentamos
excluir
(y adónde)
en el cerebro
la mala digestión
de la memoria
4.
adónde el ópalo elemental
la prescindencia
cuándo desguarecer la carne
sin añorar su cálido tesoro devoración de los segmentos
y luego
la nervadura del crepúsculo
que se adivina
en la lisura de la red
De Los posibles espacios se rompe el cascarón
en él habita el mundo
clara la disolución
más espesa hacia abajo
se escurre por el piso patinosa
más densa en el costado prohibido
más densa aún en la sombra de las sombras
en manos de caín
la tierra prometida
que no cesa su exilio
(hay cadáveres aún en israel
y el rojo es un mar que nombra sangres)
se rompe el cascarón
y guardo la yema en el pocillo
la agito
me alimento del huevo
que es el orbe
íntimo en mi boca
se derrama en ríos subterráneos
se hace blanco en el ojo del vecino a punto de nieve se condensa
se rompe el cascarón
se pulveriza
(como si arena fuese)
en él habita el mundo
un gigante dormido
un trueno a punto de decir
el nombre que se oculta
se rompe el cascarón
lo frío en la oliva elemental
(el monte fue un infierno
o una pesadilla
nadie quedó velando parece)
en él habita el mundo
un planisferio muerto
de hambre
plano como la fritura
que excede a la sartén
y cruje
las pulgas de pan-ku caminan por el cuello de mi perra
me da pena este invierno
a mí también
A ABELARDO CASTILLO Y JUAN JOSÉ SAER
-la grandísima perra -digo
la grandísima historia, ¿cuál?
¿cuál es la voz que dice esa historia?
un hombre en el balcón, transpirado y sediento
del último solcito
el otro en parís, con aguacero
(canta vallejo en las griegas tiendas)
-y helena no es helena -dice el joven
-la historia es otra cosael
hilo del teléfono es la línea frugal de los dos hombres
uno en la terraza
sudando el último solcito
otro en parís mirando la niebla tras un vidrio
la niebla como una forma de baile
en la cabeza
en la lengua del otro
-el baile es de castillo -digo
pero el otro, el de la voz en línea,
se esparce en la secuencia
en la voz que dice esa historia ¿qué cuerpo tiene aquello que se cuenta?
¿o son los espacios vacíos los que dicen?
el cielo en la terraza es un paréntesis azul
ni una nube
la niebla en parís es tenaz
¿qué miran los que miran?
¿qué miraba helena desde la alta torre?
¿por quién lloró?
¿cuál de los dos fue el hombre que poseyó a la bella?
¿tan bella?
la historia como un baile
la lengua en reverencia de palabras
-nada -dijo
-nadie
te llamo otro día -y cortó
A JUAN JOSÉ SAER
yo veo una sombra también
un calidoscopio de mí
las tiendas griegas
y helena en la alta torre
el deseo era de ella
y es mío
la bella describe la silueta de paris con su lengua
yo desprendo mis noches a fin de interrogarlas
adelina no puede fornicar
pero sí puede helena
de las dos soy un rostro posible dos hombres me amaron también
¿la historia se repite o somos solamente arquetipos?
¿qué celebra el que canta?
¿qué descree?
veo una sombra y sé que estuve estando
los sitios se acumulan en mis huesos
¿qué habré de recordar?
¿esclava en galilea o señora?
¿fervorosa creyente o paria?
helena se devora al amado porque quiere el tesoro de ilión
adelina se mece
soy el rostro de ambas
la inocencia sostiene el esqueleto
pero es ambigua esta razón
de ser
sensuales y promiscuas
o vírgenes de cándida pureza inalcanzable
(un coro de mujeres me sujeta a la herencia
me hostiga con sus voces)
yo canto lo que ellas
las sombras que me dictan
la salvaje manera de decir
helena ha de ser perdonada
adelina muestra su seno mutilado
y devienen las dos
evanescentes
A MIS ABUELOS AGUSTINA Y LUIS
habrá más tarde, también
una mujer agazapada
en el acero de su propia tela
disuelto el intestino
cada membrana de su cuerpo
atragantada de dolor
gritando
A MIS ABUELOS AGUSTINA Y LUIS
habrá luego otras comidas familiares
y habrá un niño corriendo
el caballo de madera
como la premonición
de una partida
A MIS ABUELOS AGUSTINA Y LUIS
-el grito que no cesa
el grito-
(muerde a lo lejos su callada angustia
el cementerio)
y ella, la del luto,
que no cesa su grito
derrama las pestañas sobre el plato
el filo del cuchillo se estremece
y casi no se puede llorar
A MIS ABUELOS AGUSTINA Y LUIS
entre una copa y otra las miradas se cruzan
y el filo del cuchillo se estremece (muerde a lo lejos su callada angustia
el cementerio)
ellos comen en el blanco mantel
hay un sol de verano
y es una promesa
la boca que se abre
en la cara redonda
-agustina -responde
y él se lleva el nombre en el bolsillo
las miradas se cruzan
se hieren al sol de ese verano
arde la telaraña en el postigo
su inundación de plata
-porque estoy atrapado -dice
y cruza la mirada
y el filo del cuchillo se estremece
EL CORIFEO
rigurosamente digo
me devoro, hermanitas, sus heces
sus vestidos
el velo enajenado
el grito que escuché sin querer
me devoro, me sorbo la latencia
puedo decir que estoy ahí ahí ahí
en el oráculo que dice lo que estamos esperando escuchar
rigurosamente acá, hermanas
hermanitas
cuidándonos los nidos
esta pesadilla diurna depredadora lisa
cada ciclo sangrante
cada parto
cada vacilación
intactas, impecables
en la miga pequeña donde el pan se comulga entre todas el muerto dice
-no me sale la crema chantilly
la raya al medio
en la cabeza
la mancha de sangre
la de mi compañero
en el ombligo
como un falso nacimiento
no me sale
el abrazo en la cajita de madera
no puedo sobornar a las semillas
para volver
a cantar
no es posible dice el muerto
estoy quieto y jodido
en este cofrecito
pulverizado de noche y de hambre
no me sale
el sexo por la boca
no me puedo lavar
no hay duchas ni bautismos
ni lagrimales prontos para enjuagar
nada de nada
no puedo no me sale
nada de nada
ahora
no es posible que yo escriba el relato (cada fusilamiento es una guerra)
no puedo amarte
no puedo tener hijos para sanar el duelo
de la patria-
(¿cuál es la patria, helena?)
(¿cuál de las dos?)
dice el muerto
-no puedo cruzar esta distancia
este nido mortuorio
este olor agusanado pútrido
y el alma ( si la hay)
llora a mi cuerpo desde afuera
desde arriba
¿desde dónde el alma pretende alejarse de mi pena?
si no puedo cruzar esta distancia
del otro lado del auricular
de la historia
de la tumba-
De la orilla familiar
EL CORIFEO
a Carina Paz, a Silvia Montenegro, a las otras
rigurosamente ahora
escuché los quejidos
cada fisura fragmento
de piedra porosa pálida sedienta
me clava sus espinas
ellas respiran un cielo transpirado
chiquito una dice -amor no me dejes ahora
(húmedos como presas
carnívoros)
amor no alcanza esta costumbre errática
este descaro transparente no alcanza
tu balcón
tu reiterada promesa no me alcanzaotra
dice que hay noches en las que el alma es un barco suicida
y está intacto el
estrépito
la escalera que se fue devorando a la niñez
-acá estoy- en andas
la mano extranjera en la vagina
HAY UNA CALLE DIVERGENTE….
hay una calle divergente
desde esa empalizada abierta
-madre, que lo extrañoy
ella que cose
la fisura
que hilvana un dobladillo
de ecos
-madre, madre, madre- diciendo
que ha vuelto la mirada
de tanto enhebrar hilos
de pespuntear el molde
sin él
que ha machacado horchatas
hasta soltar el jugo
como una pantera alimentando
en medio de la noche
una sirena quiebra
el descanso auguran que habrá guerra
y el silencio es
una contundencia
como si estuviera vivo
el final
MUJER 1
-¡ah!, ¿se podía elegir? -pregunta
ahora que ya es vieja
ahora que su vestido es negro, aceitoso,
que ha parido seis hijos y tiene
el vientre entumecido, lacio
el peinado tirante y esa sonrisa tiesa
y finita
-¡ah!, ¿se podía gozar?
era posible entonces dejarse tocar en la entrepierna
sin que los padres miren
era posible cantar con voz profunda
como chavela vargas
no como doris day
el pasito liviano
ese final feliz y tan yanqui
era posible cantar
un bolero
como si entrecerrara los ojos para él
la nuca para él
los pechos como frutas abiertas
y ese olor a verano
y las enaguas flotando el precipicio
la clara manera de decir que sí
-¡ah!, ¿se podía reír y no planchar
el ceño almidonado para que no se enojaran en casa?
como si fuera la calle la apertura
la noche la apertura
un corredor erógeno
un relámpago en la columna vertebral -¡ah!, ¿no estaba mal tentarse con la risa de otro
con el olor de otro
con la cintura de ese hombre perfumado
que traía jazmines los domingos?-
elegir qué ingles, qué palabras,
qué portazos pegar
cuando le pegan a ella las palabras dolidas
las palabras precarias, amarretas
haber parido hijos y no haberle escuchado
ni un -te amonunca
la caricia después de la descarga
nunca una manera de mirar diferente antes del desayuno
¡ah!, el frío la acobarda
es hora de cerrar esa puerta que viene haciendo ruido
es hora de prender el farol
y apenas descansar.