CAPRARULO, GRACIELA
CUÁL LUZ

cuál luz
que de sus labios bebe
intenta eludir
la multitud de trampas
de qué habla
cuando dice del hambre
en el último espasmo
de la ausencia
el animal aúlla
su esteparia soledad
cuál flujo
perpetra en el poema
los ojos amarillos
y el conocido gesto
que vomita nostalgia

DE ESPALDAS NO PUDIMOS VER

de espaldas no pudimos ver
que la belleza se extinguía
apenas los dedos intentan
frenar el desamparo
reconocen la superficie hueca
de las alas
trozos de piel acunan la promesa
de este débil renacimiento
no hay deterioro más voraz
ni vida que no se engendre de la muerte
crece la marca
una callosidad desciende
hasta la base de la columna
anida allí como un presagio
de espaldas
hubiéramos podido ignorar
pero las manos insistieron
ahora sólo nos queda la esperanza
de esta resurrección

EL CLAN DE LA CICATRIZ

El clan de la cicatriz
somos el clan de la cicatriz
ocultamos la marca
y vestimos ropajes nuevos
aún no hemos encontrado
el disfraz perfecto que nos disimule
exhibimos la herida con desparpajo
y fingimos que no duele
si duele es lo mismo
decimos la existencia
el desbalance de los ojos
y desconocemos el antídoto contra la ingenuidad
queríamos el idilio
y que la Sombra fuera un Ángel

EL GUÍA DE LAS ALMAS

El guía de las almas
hace falta un lugar y una persona
para nombrar el hallazgo algo escondido y único
como un cuenco que nunca se vacía
hace falta la fe y dispararse
hacia el centro de la Noche
cumplidas las instancias esperables
pagado todo derecho a descender
hace falta una guía
la sutil entrega a lo invisible
que bajo forma de hombre
o de pájaro o de ángel
nos lleve al mismísimo núcleo
del infierno
y allí, donde se sabe que no hay retorno
los monstruos se organizan
para guardar la entrada
hecha de miedos indivisos
allí, detrás del río y de la ciudadela
hay un cuenco y un puñado
de tierra luminosa
que cifra los destinos del mundo

EN EL CENTRO

en el centro
la isla
la mansedumbre atada
ser la inteligencia
y no saber cómo matar
la sed y lo que ansía

ESA MUJER QUE YACE

esa mujer que yace
pelirroja y pequeña
no es mi madre
pero me pertenece la veo descansar tan blanca
y me pregunto por qué
la alejo
por qué la quiero lejos
si es tan blanca y si duerme
o esa mujer que yace
sí es mi madre
y no me pertenece
a mí que soy pequeña
y que no duermo
porque no hay regazo
apoyo mi cabeza
en su hombro izquierdo
me inclino
simbólicamente emulo
lo que pudo ser
la infancia
un hombro izquierdo
un hueco tibio donde apoyar
la cabeza
y que no supe encontrar
la mujer que está yaciendo
soy yo y alguien me observa
alguien que cree ser mi hijo
se acurruca y busca
en mi hombro izquierdo
ahora somos tres
los que emulamos la infancia
los que buscamos un hombro infinito donde apoyar
la cabeza
¿es eso la eternidad?
¿hundir la cabeza en el hueco?
¿es eso morir?
¿dejarse ir en el hueco
que me acuna rítmicamente
como un fuelle y me respira?
el hijo que no es mío pero pudo
está yaciendo
y mientras duermo espera
que la infancia le dure
que este hueco le sorba la memoria

ESTE CUERPO COMO UN LÍMITE

este cuerpo como un límite
es la austera protección del esqueleto
rememora la epidemia de los brazos
y amuralla los sueños
hubo trampas (antes)
como cielos púrpuras
se ha dicho que era impía
la cárcel
que el animal siguió creciendo
dentro de ella
y aún allí
qué barco llevará ahora
la señal en su horizonte
qué filtro
contra el hambre de las manos
la esperanza tenaz
de soportar la erupción

FUE CORONADA EN ALGÚN TIEMPO

fue coronada en algún tiempo
guardiana de las piras ancestrales
la silenciosa vela los misterios
saben sus dedos
tejer coronas con las calas
y abriga entre los muslos
ofrendas derramadas por la tierra
yo fui collares en sus manos
cuando ella leía las estrellas
y el hilo invisible nos unía
si hubiera las redes sosteniendo

GÉNESIS

Génesis
aún desde la oscuridad y el caos
por encima del Abismo
lo vislumbraba
en su negro traje esplendoroso
en medio del jardín
el árbol
la fruta maldecida por la historia
juegan ellos, ríen
y en tanto la ciudad
planea derrotarlos
en medio de la rama
roja, inalterable
redondeada persiste
y ellos juegan cada vez más alto
cada movimiento muerden
cerca crece el árbol
rompe
el equilibrio inestable del jardín
detrás del árbol
vestido de negro resplandece es hermoso y coquetea a la mujer
el eslabón débil en la cadena
la pieza del naufragio
que arda ella que baile
la muy entre las lenguas
en la luz como luciérnaga encendida
Lucifer Luzbel luzmala
la malnacida serpiente
sempiterna y tierna
de esmoquin viste
como un astro
y bautiza universos en su nombre
ella, la bella mal maridada
contempla a su mitad y muerde
la manzana muerde su destino
de condenada hembra
que arderá

ISIS EN SAIS

I
emerge desde el vientre altivo
sin despertar sospechas
es ya la Tierra el territorio
acostumbrado y busca a Aquél
que ha de portar la cicatriz
hay dos pilares en su trono
donde yace
sentada desde siglos
guarda la entrada en la cual dice
ningún hombre mortal
ha descifrado lo que oculto
caen los velos que son siete
y lo indeciso del agua la contempla
mientras el mundo duerme su sueño
y se descuida
II
tendida en esa mansedumbre
distendida intuye
y piedra sobre piedra
edifica la propia catedral
es el ombligo su columna
la noche luego abierta
a los misterios
conjuga profecías en su vientre
y entrega el fruto
el polvo al polvo arde el útero y da forma
a la materia
la Oscura entronizada
contempla la estampida del aire
y sabe

LA VOZ, MURMULLO DE LA TIERRA

la voz, murmullo de la tierra
se yergue
y atraviesa los tímidos vestigios migran los pájaros
y las estrellas rescatan
el último naufragio del hombre
somos altares, superficies apenas
en las que otros dioses
ofrendan su pan y juegan
a que éste será
su último comienzo

LAS HE VISTO

las he visto
danzaban en los bosques
paganas, desnudas, peregrinas
todas ellas mujeres de mi sangre
nutrían con sus pechos a un linaje
de guerreros y de magos
plegaban sus intensas cabelleras
diosas ocultas detrás de los telares
habitaban la Noche, los sueños
guardianas del fuego y de la lluvia danzaban a la luz de las estrellas
y de sus cuerpos les crecían alas
brazos les crecían
colas de sirena, ojos ambarinos
danzaban y aullaban a la luna
mezclaban las sustancias del bosque
en sus calderos
el almizcle y la sal
raíces de mandrágora
las he visto arder en las hogueras
gritaban su furia
y arrullaban cachorros de leones
acunaban los huesos
soles nacieron de sus manos
y de sus labios
brotaban pétalos como canciones
la tierra sembró sus holocaustos
y aún desde las piras guardaban los misterios
la Noche en que fueron devoradas
dragones desatados custodiaron su reino
desde allí regresan insepultas
renacidas en cada primavera

PARAÍSO PERDIDO

Paraíso perdido
y caían los muertos
como cae el follaje de los árboles
en el umbral del invierno
y los sueños fueron armas en nuestras manos
una plegaria dolida para que algún dios viniera
a coronar la rebelión del justo
creíamos en los amaneceres
en los libres del mundo
en la virtud del pan
en la bienaventuranza
creíamos en el abrigo de los brazos
en la nobleza del vino
en el final del hambre
pero el día llegó
en que deshabitamos los sueños
los árboles estaban raídos
esquivos a toda primavera
tuvimos que emigrar
hacia otra nueva fundación del día
el paraíso está repleto de inquilinos
gente que supo ayunar de los placeres
y elevar sus oraciones antes de la ingesta
somos los desterrados al oriente del mundo
vemos nacer al Sol cada mañana

UN ABISMO DE SALES Y LUCIÉRNAGAS

un abismo de sales y luciérnagas
pequeñas ráfagas del universo
sostendrán un hilo de esperanza
entre tanta desolación que sobreviene
antes del tiempo el águila y la ballena austral
se enseñoreaban de todo el escenario por venir
no había rival ni poder más admirado
que la extensión de sus dominios
los clanes peregrinarán de un continente a otro
siguiendo sus señales
sagrados signos de lo invisible
reverberando
arreciará el hambre la glaciación
meteoritos vendrán a fecundar la Tierra
y ellas perdurarán aquí
hasta el final de nuestra travesía

YO QUE NACÍ ADULTA Y AMADA

yo que nací adulta y armada
de la cabeza de mi padre
yo que fui amada por tantos guerreros
que me entregaron su vida sobre las hecatombes
fui espada en manos de los asesinos
daga sacrificial en los altares
brújula en los abismos del océano
constelación Grial yo que fui la favorita
contra toda profecía tuve apenas
este pétreo corazón de virgen
yo que deseaba el amor
las manos tibias y callosas de las labradoras
la moldura del pan
el hijo que me fue negado
yo que habito en este Olimpo
de eternidades y de prodigios
yo que gobierno el destino de tantos hombres
veo el futuro
las áureas estatuas
los mármoles, los holocaustos
los versos escritos en mi nombre
y aún así anhelo
sentir bajo la piedra
el mínimo roce
medular