DOOD, STELLA MARIS
ABORIGEN

Nací en esta tierra
de mar y desierto.
Patagonia la llaman, éste es mi hogar.
La estirpe de mi raza
no precisó de templos
para alabar a Dios.
Él estaba en cada sitio
donde yo extendía mis plegarias:
por el rumor del río,
en la sombra de las bardas,
en la orilla del mar.
Ahora,
como un peregrino errante
que ha extraviado su destino,
no encuentro el lugar.
¡Señor!
Quiero que mi tierra despierte
de su dolor de siglos.
Que mis hermanos de sangre
levanten sus voces,
antes de que la barbarie
nos deje sin patria.

CAUTIVA

Mi refugio
son estas paredes blancas.
Vienen los espectros a llevarme.
A veces…
logro confundirlos
inventando máscaras.

Quiero mi refugio,
las cuentas del rosario
que oculto entre recuerdos…
la letanía de mis oraciones.

Cómo saber …
cuánto debo rezar
para alcanzar la indulgencia
y liberarme de esta culpa,
la de seguir viviendo.

CIVILIZACIÓN

Salí de la parroquia
hollando apenas la tierra.
Los años me enseñaron
a ahogar los rumores
en mi propio suelo.
No quiero que mi padre, el cacique,
sepa desde su tumba,
que fui al templo de los blancos.
Tampoco quiero que el gualicho
venga a castigarme,
por aceptar las limosnas
que el nuevo dios del señor cura,
me ha dado para el hambre.
Algún día
me internaré en el cerro,
a buscar el lugar del camaruco,
suplicaré perdón y allí,
ofrendaré el corazón
de mi mejor potranca.

CRISTALES

Desde el óvalo del espejo
te busco por la casa.
Sonríe irónica tu sombra…
al conjuro de aquellas promesas.
Por momentos…
el recuerdo se entibia
entre mis piernas.
Cuando creo
que por fin has regresado,
es sólo la ilusión
de mi memoria.
En este juego
de llegadas y partidas
no consigo desde el cristal
eludir el miedo.

CULPA

Llamaron a mi puerta
y el hambre extendió su mano.
Corrí al interior…
fue como ver a Cristo en esas ropas.
Cuando la puerta se cerró
frente a esa niña,
comprendí…
Con sólo un mendrugo
no se paga
por todos los pecados.

DESTIEMPO

No era tiempo de nacer.
Fue el descuido
de una pasión temprana. —�Lo querrás igual�
—le decía la madre.
—�Es la voluntad de Dios�
—sentenciaba el sacerdote.
Su pena fue el rencor,
creciendo en ese cuerpo frágil.
Ahora está aquí,
el que nació a destiempo.
Un paria en el reino
de los elegidos.

DESTINO

Lo más terrible
es ver a un solitario
rodeado por la soledad.
En la vida
vamos atesorando recuerdos.
Así cuando los hijos parten,
nos quedarán
dos soledades juntas
en las hojas de un álbum,
en sepia y en pasado.
No es el amor el que se va, somos nosotros,
llevándonos
este destino a cuestas.

FANTASMAS

Se oían fantasmas cabalgando en la noche.
Qué luz extraña los espoleaba.
Esa sangre manando inocencia,
era el latido de un niño
que no pidió nacer.
Un fulgor de agujas destejía errores,
y la culpa alargaba su lamento.
La impiedad su apetito. La miseria su presa.

FUGACIDAD

Tus versos
vuelven a mis oídos
como una guitarra
templada en el viento.
Un rumor
transmutado en palabras
echó a volar las penas
extraviándolas en el aire.
Es una telaraña
que atrapó mi alma.
Esa voz grave,
incendiándolo todo
controla mi vigilia.
La ausencia de tus palabras ha dejado vacía la casa.

GITANOS

Volvieron al pueblo los gitanos
profanando el cansancio de la noche.
El extraño cortejo acomodaba sus carpas
en la penumbra de la única plaza.
Una lengua desconocida
cruzó el aire de mi pueblo
y un tintinear de monedas de plata
estremeció el silencio.
Recordé el temor
de niños robados y leyendas.
Hoy la magia sombría de sus ojos
me regresa al insomnio
de mi infancia.

INMENSIDAD

Dios está al Norte.
Más allá
de todas las palabras.

Los puntos cardinales
no interesan…
Es el principio y fin
del universo.
Planetas y estrellas
alumbran el tiempo
nunca caminado.
La magia me transporta.
Son mis primeros pasos
hacia la inmensidad.

Más allá
de todos los límites…
siempre estaré
al Sur de Dios.

MADRE-HIJA

Iguales. Distintas.
Vamos creciendo
Juntas y separadas.
Nuestras fotografías
son �el ayer y el hoy� en una misma imagen.
Nos espera el futuro.
¿Cómo adivinar?
La precedo en la senda
y quiero salvarla de las espinas.
Pero ella,
persiste en mis errores.
No quiero el dolor
de sanar sus heridas,
si aún
no he aprendido
a curar las mías.

MATERNIDAD

Ahí va Juana
vestida de resignación.
Pinta en su cara una sonrisa de sal
y arrastra su abultada mochila.
Su voz ensaya y ensaya
una canción para ninguna cuna. Su edad
a quién le importa.
Su raíz se hace fruto en la sangre,
el dolor se amordaza en su boca,
mientras barre y barre el frío de su alma.
Se estremece y piensa,
pronto nacerá el sol.
Lo siente latir desde ese corazón gemelo
que la despertará del rencor ancestral.
Al fin,
Algo, será absolutamente suyo.

NOSTALGIA

Siento vibrar
esa diáspora de espejos,
ocultando el goce íntimo
del alma.
El sin fin de la marea
acariciaba nuestros pasos.
Éramos una sombra
en el atardecer.
Hoy, desde otro tiempo
te veo pasar como a un extraño,
y cierto rumor de algas
nubla mis ojos
con un velo de sal.
Mi mano dibuja en el aire
un último adiós,
mientras se van las sombras
con el viento del sur.

PARTIDAS

Cómo envidio tu coraje.
No sé violar cerrojos.
Te fuiste así, de golpe, sin trampas.
Yo en cambio,
voy partiendo de a poco,
con pequeñas ausencias.
Es el dolor el que me lleva,
aunque escapo por las cornisas,
en silencio y a hurtadillas,
es el horizonte quien se aleja
una vez más.
Probé todos los atajos.
Por qué sigo dudando
si en este laberinto
el Minotauro
ya no está.
De Al sur de Dios

PECADO

Quise ser roble
de manos extendidas,
desafiar al viento en el desierto.
Me derribó su fuerza.

Intenté ser oasis
en medio de la tierra,
saciar la sed de tantos peregrinos.
El sol agrietó mi sangre.

Anduve por ríos y por mares
en busca de la playa redentora,
donde Alguien me perdonase
este pecado de soberbia.

Llegué demasiado tarde,
el Sudario ya no estaba.

QUIERO LA VIDA

Quisiera vivir ese mundo
que sea sólo nuestro.
Penetrar en tus espinas
sin importar
que mis rosales sangren.
Donde sólo exista el presente.
Sin preguntas ni respuestas.
Creer en los sueños
de liberar cadenas.
La negritud de tus ojos
iluminando la vida.
Andar por campos de estrellas
en la oscuridad de mi páramo,
apurar el invierno
porque mis huesos se quejan.
Ese mundo secreto está oculto.
Mis ojos gastados
no pueden vislumbrar
cuál es el camino cierto
en el laberinto.
Inéditos

SENTIMIENTOS

No preguntes por mi infancia.
Siempre anduve
a la zaga de la vida.
Demasiado callada —opinaba mi madre,
bastante ingenua —decía mi hermana,
quizás un poco tímida —la maestra.

Crecí al conjuro del silencio.

Hoy, en esta boca clausurada,
guardo sentimientos nunca dichos,
en mi sangre
los gestos ignorados
y en el alma…
una esperanza
para estrenar
todos los días.

UN NUEVO DÍA

Cada madrugada me sorprende
deambulando por la vida.
Le corro los velos a la noche
y empieza la rutina.

Humeante el desgano
se macera a fuego lento.
El reproche se almidona los puños
y mi cuerpo va asumiendo
un nuevo día.

Llaman a la puerta.
Mi ansiedad corre a abrir.
Quizá esta vez
sea el milagro.

UNA CALLE

Quise encontrar a alguien
para aligerar mi carga.
La calle me rodeó de gólgotas.
Vi al ciego que mendiga
en el portal de la iglesia.
Al diariero entibiando sus pies
con noticias urdidas.
Al que husmea en los tachos de basura.
A esa mujer triste de la plaza
observando a los niños ajenos…
Iba como todos los días,
con mi cruz a cuestas.
Al pasar frente a un espejo,
mi imagen ya no reflejaba
ni la cruz, ni el calvario.