GODINO, RODOLFO
A LA POESÍA O REALIDAD CIFRADA
Ella es otro sentido.
Eso significa,
para eso fue otorgada. Ella —tenerla—
es sumar un sentido.
A NOTRE DAME
Señora de todo lo viviente
y de lo que fue a la corrupción,
impide que la soledad, lo seco,
ocupe en mí el espacio
que el amor desampara.
Acepté el maquillaje de la memoria,
carne menguante y omisiones
que drenarán en el futuro:
dame sueños diferentes
que a nadie pueda contar,
escenas de cuando era alto y querido.
Matrona tal vez ojizarca, dame
una envoltura persistente,
mucho he viajado con un cuerpo
que hoy deriva, apenas sostenido
por fuerzas naturales.
No me niegues nuevos días,
vestiduras y el resplandor
que acompaña la victoria
de los ricos en paciencia.
Sabes que no debo tributos
excesivos:
ofrecí pausas de luz —en los poemas largamente disueltas—,
por años ajenos, pozos del espíritu,
garganta quebrada y gañido solitario.
A UNA GATA QUE SE FUE
Casi olvido tu nombre, irascible
reencarnación vigilante de mis secas
cohabitaciones con papeles ambiguos:
no busqué desanimar tu afecto,
sólo di más tiempo a las palabras
acaso porque envejecía sin experiencia: te quise con fieles envolturas,
no merecí
que aquella tarde derramaras
tus celos sobre la mesa
de las inducciones celestes
(tal vez
crítica o sexual discurso
sobre discriminaciones y desapegos):
tu percepción bestial te diría
que todo lo femenino debió ser amparado,
cubierto, servido por mí.
AL QUE VIAJA SIN CUERPO
Irás a esa ciudad,
buscarás el calor de las ruinas
intacto sobre el mapa,
quieto como tu cuarto
sobrado de memorias, aire de azufre,
desesperación y ceniza.
Irás porque tus pérdidas y deseos se agrupan
como manchas en las manos
o como el pigmento azul en la pared
del gran desnudo que te desvela.
Irás porque tus actuaciones
quedaron en la condena de lo real,
sin el fulgor de lechos lejanos
y cuerpos de lavanda.
Irás, veedor parcial, porque excedes
la nota melancólica. Ellos gozaron
el viento del júbilo hasta el ahogo final,
la oportunidad de la carne hasta su conversión,
la piel elástica hasta su calma
en acciones detenidas
selladas con un golpe de arte.
Irás a celebrar el afloramiento,
las constancias del leve amor
juradas en los muros o los agravios a dioses prescindentes,
impresos en el estuco
bajo una luz casi difunta.
Irás a esa ciudad,
nido de la convulsión y del fuego,
verás muertes tan bellas,
tristes danzas enterradas,
trabajo casual de lo profundo.
ASÍ ES, SEÑORA
Así es, señora
que te impones,
mis trabajosas dignidades
se apoyan en soplos, en nubes.
Ese es tu legado, tu premio.
BAJO SU LUZ, EL MUNDO
Bajo su luz, el mundo
de cualquier manera
que se lo considere
—su obcecación, su naturaleza
opaca— puede penetrarse,
ver a través.
BALANCE Y ESPERANZA
Al fin, en mi trabajo no reclamo ayuda
a ningún muerto.
Lo que tomé
y aprendí está en mi lengua, voces
que buscan sus lugares, partes
vinculadas de elección y destino.
A esta altura mucho filtra el poema.
La palabra don apresa a varios dadores,
las cabezas queridas se proyectan
sin final en el cielorraso
como un gravamen del alma.
Experto en temores, en memoria,
pido que la situación
no anuncie riesgo, quebranto,
discordia de la mente.
CANCIÓN
Vamos a ver el árbol amarillo.
Debe durar en el camino al puente,
dulce por los homenajes
y rodeado por el círculo histórico
de su corte sexual.
Mucho
debe guardar de cuerpos recostados
ya impalpables, de nombres perdidos,
de fama bien ganada,
de exaltación que quiso
ser fundida en su corteza, aquel árbol o persona,
sombrilla dorada, maduro
para lo que ahoga a la belleza casual.
CIEGA EN LA CAPTURA
Ciega en la captura,
como una red.
CORRESPONSAL INFELIZ
Cada veinte días, conmovido
recurro a textos inestables
que vuelan cubiertos sobre nubes y pasturas
hasta que el sobre ya rasgado
exhibe la adhesión constante
de mi centro mortal.
Cada vez que ocurre
—después de planes excesivos, de tono
ajustado a lo real, a las circunstancias,
a la ansiedad hija de Piscis—,
y la cautelosa criatura intenta
una lectura o versión,
la caligrafía comienza a desprenderse
trocándose en ínfimas esferas oscuras
que ruedan desde el papel al jardín
mientras los sentimientos se recluyen
detrás de máscaras de pía sensatez.
DESPERTANDO CON TU ALMA
Ese olor a metal calcinado
minutos antes del fervor del cielo,
algo anuncia:
creo que otra vez
vencerás tu exilio
ligeramente adivinada en el silencio del cuarto,
no en el reino al que te enviaron
sino en este punto doméstico
que nos revive y une:
tus visitas dejan alegría,
prueban que rota y contra toda predicción
puedes volar en tu vacío,
vernos a través de la peor negrura.
DIFÍCIL VOZ AÉREA
Difícil voz aérea,
cuando quiere parlamentar
dicta a provisorias, intercambiables
personas terrestres
de finísimo oído.
ESA PALABRA
La cabeza de la férrea mujer
que retacea el alma
nunca
abandona el plan de apaciguar,
de mantener en zonas
de amistad y algunas otras deslealtades
a la palabra que apartó de sí,
la muy peligrosa, la que altera
el sueño de las que creen
que lo que no se nombra
no existe.
HICE JARDINES REALES
Y en los muchos años que siguieron
—en países donde la posesión
de tales paraísos
era pura inmoralidad—, la belleza
de los días muertos,
de los frutos fríos en el amanecer
y el perfume alejado
(la memoria imbatible de la tierra)
fueron salvación, alimento.
Hoy
mi inasible trabajo es impedir
que en la deriva natural
se pierdan matices, pétalos,
uñas de enredadera, música
inmóvil: el otro
mapa del alma.
IN MEMORIAM SILVINA, HERMANA DE VICTORIA
Ayer leí poemas de cuando estabas viva.
Ahora sé que eres capaz de llevar tu espíritu
de un estado a otro
usando algún color,
algunas palabras quemadas,
oh mujer del estropeado que en estos días
se lanzó a difundir sus adulterios.
Perdón por sospechar
beneficios de sangre, sólo hubiesen
dañado tu leve traslación.
Mis disculpas; fui injusto, la poesía es tuya, tu brillo pasea con el de la niña de Amherst:
el mismo hacedor las escuchó.
LAS PALABRAS, LAS QUE DESCIENDEN
Las palabras, las que descienden
desde la cabeza al brazo, a la mano,
pero a veces escapan
sin caer al papel.
En las lagunas,
prevalecen sus sombras,
rondando.
El sentimiento
y la idea laten,
viudos:
falta la materia
real, la carne sagrada.
NACEN LAS PALABRAS
Escuchen, vean lo que emerge
línea a línea de esa boca
hundida en la página.
No vuelan aún
significados, sólo palabras
naciendo. Adviertan que eso esplende:
es lo real entrando en el día.
Así rezuman, primero
en su espacio, en la mente,
después tatuajes que se activan
cada vez que los ojos rozan
el papel, le acercan la luz.
Que suene irreal.
Sin embargo escuchen,
vean cómo ellas logran precisas,
musicales erupciones:
palabras naciendo,
trabajos de un don auxiliar.
NADANDO EN LAS CIRCUNSTANCIAS
Nadando en las circunstancias
¿qué cosa sino esa errátil
punción verbal
nos muestra lo que no vemos? Sentimiento oscuro sobre papel,
poema, hijo mío, fragmento,
cuando termine el pacto
dejarás
sombras en mí:
algo habrá arruinado
nuestra vida en clave,
sexo alternativo,
máscara de arcángel.
NO REVELACIÓN
No revelación,
ni corona, ni poder, ni juicio,
es nueva
y cifrada realidad que denuncia
a merodeadores y falsarios,
la que hinca el talón
en sus rostros mortales,
los humilla, los rompe.
PARA H. MURENA
El viejo que vive en el I Ching
fue benigno. En tus días de serenidad
o en el escándalo del apartamiento
no recuerdo que sufrieras por algún dictamen.
Respuestas como
Antes de indagar el oráculo, encuentra fe
o Ante la cizaña se requiere una firme decisión
no eran recibidas con desasosiego
sino que te lanzaban a denunciar
en la misma puerta de los impuros.
Así pagaste.
La voz milenaria fue benigna.
Su dueño, quieto en el vórtice
de los contactos entre lo oscuro y lo claro,
sabrá si la anécdota
de la destrucción, la ráfaga suicida,
ocultó una carga mayor que no quisiste
ofrecer, hermano, a la ciudad sin héroes.
PENA POR BASILIO URIBE
Ella es clásica, irracional y permanece
—dice con suavidad el sentimiento.
Muerto estás, ahora cerradas las preguntas
y tu alma inmortal en desarrollo.
Sin embargo, cada vez que pienso
cubrir tu nombre en mi registro,
de tus versos siempre próximos
sale un rumor airado.
Retiro
la mano y vuelve la paz: ellos
están vivos y te quieren vivo.
POR UNA VERSIÓN DE EL LIBR DE LAS MUTACIONES
Como las voces guardadas de los cantores
mutan, imprevisibles, adquiriendo sombras,
brillos, matices que ciertas noches
enriquecen y otras lastiman,
así tu recuerdo a veces se adelgaza,
a veces se agolpa como un trueno.
Hablas en mi sueño, decías.
No hay tacha, no hay elogio
con voz que alertaba sobre el deseable
sentido general en el extremo
de los días: la igualdad en la balanza.
Tu visita, tu compañía: lo recto
saludándome desde el lugar ganado
en tus tratos celestes.
Decías
es propicio tener a dónde ir
y yo anotaba tu voz, que aludía
al camino natural del alma.
RELACIONES CON MUJERES-NIÑAS
Mucho aprendí de varias que unían en sus cabezas
lo rapaz y el caos con la más sabia
estructura y orden de lo real
y en sus cuerpos de aprendices lo dócil
en embrión con la violencia futura
acechando en músculos profundos.
RIOBAMBA AL 1200
Por tener el corazón expuesto
—lo que muchas veces quiebra la garganta
y engendra opresión o induce al llanto—,
quedé impedido junto al delgado tilo de vereda
en el primer día de octubre,
mes generador que abre
levísimos brotes, claras, casi líquidas hojas
que anuncian a quienes puedan ver y oír
los infinitos milagros que en pocas horas
comenzarán a caer sobre la tierra.
SOBRE EL PRIMER DESNUDO
La visión consentida de labios
e inmediaciones de ordinario en penumbras
crea dependencias
de fuerza y levedad, acordes
con la percepción de la belleza.
El hecho destinado a guardar
el poder de un cuerpo en la memoria
(en muchos jardines sobrevive,
en el entresueño y penosamente
en la acidez urbana),
obedece a remotos golpes de ternura,
no importan deberes, cuerdas, lazos
ni el tiempo muerto ni el regido
por la sujeción o la impotencia o el duelo
por la menguante gracia carnal.