MUX, NESTOR
AL DESPERTAR, DÍA TRAS DÍA

Al despertar día tras día, abrimos
la ventana para comprobar que los dueños de la tierra
todavía no la han destruido del todo.

Acariciamos los animales
que protegen el descanso de los nuestros
mientras el agua hospitalaria
de la pava y el mate recibe condescendiente
a estos modestos poetas de provincia.

La razón apenas entreabierta, entonces,
el cuchillo de ardor en el estómago
y la cáscara fastidiosa de los sueños
no dejan de recordarnos que sin porvenir
la palabra como la vida es difícil.

Sin embargo con la cautela de los náufragos
nos acercamos a la máquina de escribir
y en el espacio sin límites
de la hoja en blanco, creemos escuchar

un silencio poblado de temblores,
una música que insiste
hundida en un territorio de promesas.

CIRCUNSTANCIAS DE LA CASA

A Santiago Sylvester

El azar quiere que no vivamos a la intemperie
al mismo tiempo que ese mismo azar
desvía las balas perdidas
que nos dispara la aspereza de la época.

De ahí entonces que a través de cuadros
y fotografías queridas estas paredes nos protejan
cuando respiran el mejor olor que desprende la cocina
o el peine perfumado con que nuestra hija
ha comenzado a descubrirse en el espejo.

De ahí que los techos guarden
los secretos que nos van uniendo
junto a las arañas del rencor de ayer
y los días muy agrios y los días felices.

De ahí que a su espacio posible converjan
elementos contradictorios de una misma materia
como la intimidad de los cuartos,
la belleza casi exagerada del sol sobre las plantas
y las noticias más crudas de nuestro país desdichado.

De ahí que no acertamos a descubrir
si somos nosotros quienes damos espíritu a esta casa
o es ella la que apuntala aquello
que quiere perpetuarse en el centro de nosotros.

CUERPOS JUNTADOS

Algunos esperan que vuelva a salir el sol,
otros esperan ser absueltos, la mayoría
espera el salario amargo de la sobrevivencia.
Nosotros, con el egoísmo inusual del deseo,
nos esperamos a nosotros.

Damos rienda suelta a la ambig�edad
de las relaciones humanas las nuestras
y dejamos acontecer los cuerpos juntados,
dóciles, invictos, disueltos.

Poesía subida a la otra poesía,
manos en las manos,
cielo de lo que queda para ascender
y hundirse en un mismo instante.

Y si nos fuera dado, con igual sed,
liviandad y fuego parecido:
la esperanza que los cuerpos vuelvan a juntarse.

De Papeles a consideración, 2004

DE BUENA FE

Inundados por la luz o el desacierto de la palabra,
reencontrados por el amor y la alegría,
vituperados por el prójimo más cercano,
acorralados por nuestras más furiosas torpezas
alcanzados por el antojo de la eternidad
o por la justicia del olvido,
pero de buena fe, como única coartada.

EL MUERTO ESCUCHA PASOS ALLÁ ARRIBA

Aquí, como me decían, solo se trata
de la tierra fría del desamparo
porque la soledad es derrota a perpetuidad
y porque terminaron conmigo
hasta las memorias que alguna vez
me hicieron posible la vida.

Aquí, como me decían,
no es tierra para andar
y la esperanza se parece al absurdo.

Sin embargo, después de algunos años
lentos como las reflexiones
escucho pasos allá arriba
y no sé por qué mis huesos
quieren adivinar manos queridas
apoyando en la superficie una flor
que no podré ver ni respirar.

De Poemas, 1985

EL PRESENTE ES CONSTANTE

La sombra del dolor se fue diluyendo
como un sueño desdichado.
El pasado ahora es mero pasado
al fondo de un pasillo
en que comienzo a no reconocer las siluetas.

El futuro es una abstracción
que va perdiendo peso
y caen como hojas
las tentativas de mañana.

El presente es constante
y guarda una hospitalidad que me contiene
porque puedo mirar su cuerpo echado
en una desnudez conmovedora.
Y esa quietud felizmente alcanza para todo.

De El espiniyo 5/6, 2008

ELLA SIEMPRE

Con ella naufragamos muchas veces
y combatimos otras tantas
por reconquistar la paz que merecemos.

Con ella nunca dejamos de intentar el cielo
a pesar de saberlo apoyado sobre esta tierra
cada vez más difícil.

Con ella soy, somos y son nuestros hijos,
sin más armas que las que nos da
este profundo e inexorable deseo de vivir.

Con ella, lejos de la melancolía del mundo,
nos perpetuamos en el amor
por esa luz tenue, humilde, pero empecinada
que nos alumbra por dentro y que no quiere apagarse.

De Como quiera que sea, 1978

EN EL GIMNASIO DE LA ESCUELA

La maestra apoyada en la modestia
de sus propias palabras
roza la intensidad de lo irreductible.

Si no podemos educar aun en la adversidad
y las carencias de hoy
no habremos logrado hombres sino esclavos.

Después la tribu adolescente
repite al unísono
o juremos con gloria morir.

Uno piensa que no estamos
en condiciones de pretender la gloria
ni la muerte.
Con que nos dejaran vivir alcanzaría.
Porque la fe sin asidero de la maestra
de algún modo nos incluye a todos.

ESPECTROS AL MEDIODÍA

A la hora afiebrada y ajena de los bancos.
De los hipermercados con sus promociones convenientes,
los espectros caminan persistentes por la calle.

Pocos y solos, ni sus hijos acompañan
y los perros agotados
siguen por la vereda de la sombra.

Deteriorados por los años
y por la utopía dificultosa que alimenta la marcha
en las pancartas se leen todavía abstracciones remotas:
Solidaridad. Ética. Liberación.

Pareciera que el país, el mundo
y la vida ahora estuviesen en otro lado.

Sin embargo, uno está tentado a pensar
que si bien la escena guarda cierta naturaleza patética,
es la escena que hay.
Y que estos pocos obstinados que sobrevivieron,
a su manera siguen soñando por nosotros.

De Papeles a consideración, 2004

ESTA TIERRA

Hubo una vez un rincón
que amamos: esta tierra.
Esta periferia de ahora sin incidencia
en el mundo. Este amontonamiento
en el que sobreviven
la verg�enza del excluido
con la vulgaridad de los famosos.

Ninguna peripecia le fue ajena,
ninguna usurpación dejó de sucederle.

Pero aquí estamos. Aquí somos.
En medio de una noche
de bordes que parecieran invencibles.

Tierra del dolor y del desprecio.
Tierra de nuestra pasión
y nuestras reflexiones más arduas.

Tierra de la obscenidad.
De los muertosvivos arrojados al mar
desde aviones nocturnos.

Tierra de nuestros encuentros más modestos
y más hondos. Y de todo lo que perdimos.
Tierra poblada de enemigos
y tierra de nuestros hijos desorientados.

Pero como cualquier otra tierra
como cualquier otra historia
también torcerá hacia la mañana inesperada.
Y este rincón, esta tierra incesante
volverá a cantar por su recomienzo
y por todos nosotros.
Aunque todos nosotros
entonces, estemos bajo tierra.

FLORES

La tierra se ha cerrado
detrás de las ventanas.
Los alcoholes se han gastado
como las palabras y ningún cuerpo
busca ahora la música del otro cuerpo
porque dan paso a la tregua de la noche.

Aun así sin sonidos ni voces
algo escuchamos que confirma
nuestra manera insensata de estar vivos:

son las flores del pensamiento
creciendo en su altura, sin descanso,
hacia el fondo insomne de nosotros.

IDENTIDAD

Si la poesía no alcanzara revelaciones `
y apenas fuese ademán inconcluso
porque depusimos armas ante el desaliento

la mirada de qué extraño cadáver
quedaría frente a nosotros
brillando en el espejo.

IMPOSIBILIDAD DE LA PALABRA

El poema es ese pájaro desdichado y luminoso
que desde la tierra de nadie de nuestro corazón
atraviesa las infinitas miserias del mundo.

Pájaro de las denuncias y las ásperas maravillas
volando para llevar consuelo a seres
con los que no podremos compartir nuestra mesa
ni el ademán más íntimo, pero que posiblemente
vibren en una misma cuerda de intensidad,
desgracia y plenitud.

Pájaro que cuando las palabras
se nos quedan solo en palabras,
se encierra en el desamparo de nosotros
porque hemos sido rebasados
por eso que nos asfixia o nos levanta
y que se llama vida.

LA CAMA

En su horizontalidad
emergieron las pocas reflexiones
que nos fue dado enhebrar.
Allí lloramos abrazados o solos
por amor, desdicha o miedo.
Y supimos despertar cubiertos del olor
que prestan la pasión y el deseo.
Desde ella saltaron a tierra
las criaturas que nos obligaron con la vida.
Allí esperamos, con mucha y con poca esperanza.
Allí fuimos aceptando que el ocio
es nuestra proclividad
más natural y más secreta.
Allí, donde la tregua de los sueños
llega para todos,
y donde también dormimos.

De Cosas que nos rodean, 1986

MÚSICA IMPRECISA

Como se sabe,
cada uno es lo que hace
y las dificultades de la época
(mezcladas con nuestras propias carencias)
ponen en cuestión la identidad de nosotros.

Después de años, equivocaciones
y vacíos sobrevividos en silencio
vuelvo a reconocer por azar en la poesía
aunque imprecisa una música de mi pertenencia.

Ella me hace respirar otra vez
la convicción inocente que la intemperie
no nos alcanza del todo
si regresamos a bailar con nuestro propio ritmo.

8839de Papeles a consideración, 2004

PERROS ATADOS

Es posible que ese perro atado ladre
a estrellas que lo aturden con señales
o aúlle a quienes lo dejaron vigilando,
para nadie, una casa abandonada.

Los vecinos se quejan porque no pueden dormir,
escuchar la radio o lustrar sus automóviles.

Mientras tanto yo le adivino colmillos azules
como el amor o la muerte y lo imagino altivo
como algunos hombres o como muchos perros.

Porque su sonido tiene algo de delicada insensatez
o de agonía, y ese sonido me acompaña y me persigue.
Porque su ladrido se impone por sobre las voces
desafinadas y rancias de la gente
mezcladas como al fondo de una olla.

Y porque es posible que yo esté atado también,
pero sin su convicción para ladrar y aullar
ahora que siento finalmente que me han dejado solo
vigilando una luz casi deshabitada.

De Perros atados, 1982

RAZONES

a Mario Adolfo de Abajo
y Bocha Rojas

Porque nos hemos resistido a sólo
consumir y prosperar como el resto del mundo.
Porque aún guardamos una memoria
para los muertos que adornan, para nadie,
las zanjas de esta cruel ficción llamada patria.
Porque todavía no se nos mezclan del todo
los variados rostros del verdugo
con el único rostro de la criatura humana.
Porque debemos, a nuestro juicio, lealtad a la palabra
y hablamos cada día con mayores silencios
hay en nuestras mesas alcoholes formidables,
ademanes de patética sinceridad
y risas que dejamos escuchar como pedazos de pan
cayendo al fondo, pero sólo mientras tanto.

SENTIDOS

Esta vista, a simple vista,
pudo diferenciar algunas veces
al hombre maligno del misericordioso.

Este oído alcanzó la catástrofe
del crujido de una rama lejana.

Este tacto tomó conocimiento
de la insólita belleza del mundo
al recorrer el cuerpo de ella.

Este gusto paladeó los vinos
del desencuentro con los otros
y los vinos fraternales.

Este olfato de animal lógico
prefiguró su ración de alimento,
la adversidad y la tormenta.

Un esquivo sexto sentido, en cambio,
no alertó que uno construía
la materia de su propia disolución
porque ciertos pasos fracasaban por su base.