SIFRIM, MÓNICA
ALAS
Muerto el rey,
un enjambre de locas herederas
espía
los brillos
del arcón.
Mi hermana primogénita se prueba
una capa de púrpura
y armiño
la segunda sacude
su aderezo nupcial.
¿Y yo, su favorita?
y yo su favorita solo encuentro
la sandalia hechizada.
La sandalia hechizada
y un mensaje que reza:
“Ponte a salvo de ti”.
BELIEVE IT OR NOT
Hoy lo llevo de la mano por primera vez.
Un anciano pequeño con los ojos azules.
Para qué
frunce el ceño.
Yo le muestro el recinto de los colmos
la habitación de los efectos ópticos
un cuadro japonés
según se mire
es una flor o barco o señorita.
Tolo lo olvidará
pero mi mano conduciendo su asombro
por primera vez
volcando tanta maravilla
en el escollo de su saco roto.
No para cosechar
apenas
para fijar sus médanos un año, un tiempo más.
Oír como golpea el alborozo en esa cavidad
Believe it.
CARTAS DE BERGEN-BELSEN
A Oded Peled
El correo traía a Buenos Aires
cartas de Bergen-Belsen
y tarjetas postales
con las praderas bávaras en flor.
“Estamos bien” trazaban los parientes
con letra temblorosa
de difunto.
Y mi madre, pequeña, reía imaginando
tibias pastelerías
que flambeaban la nieve
de olor a chocolate.
“Nos hemos trasladado por razones
de espacio
a este lugar
donde nos encontramos
con salud”
decían los parientes
en el umbral del horno crematorio.
Y mi madre jadeaba
imaginando ríos de cerveza,
tías rubias forradas en armiño,
primas patinadoras
perfumando la nieve
con sus trinos, trineos y trajes del Tirol.
“Esperamos saber de ustedes pronto”
jadeaban las postales
que un cartero traía al conventillo
con pasitos
de vals.
(De Laguna, 1999)
CODA
Si es posible
que una hebra
atraviese el ojo
de una aguja
por qué no
arremete la artesana
con su caja de gubias
la materia
sosa
Para qué le entregaron
al nacer
el látigo y el don
la durmieron cien años en la siesta
hasta que la despierte
un beso húmedo
Si la aguja se encuentra
en un pajar
despacio. Con más
razón
con más razón
aun
la pesadilla puede diluirse
en un golpe
de dados
o un capricho
de calidoscopio
No tenía esperanza
pero sabía
manejar el látigo
como una domadora
y el don de pe a pa
cuando resiste
De una sala vacía
a otra
sala un hilo tembloroso
pende.
Ser leal a un
hilo de palabras
frágiles
procurado por nadie.
Esa instalación no tiene
dueño.
Si no la escucha el labrador de puentes
si no la escucha
y no es leal
y no recoge
con el borde mismo de su encía
un leve acento
de alguien que bebió
palabras sucias.
Ser leal al genio
del oído
y no trastabillar
cuando cae de bruces
y se rompe
su magnificencia.
Aún así servirle de instrumento
que en el arpa de tu cuerpo
el genio de oído
escriba un “leit motiv”
y que la claridad
no se arrepienta de arrimarse a vos
como no se arrepiente la mañana
de rosados dedos
de yuxtaponerse
al odio
de la noche.
(De El mal menor, 2008)
EL MAR MENOR
La vía del cangrejo
no es cavilación
sino
rencilla
cuando pierde
no piensa que es
apenas
un trozo de coral
perdido en
un montículo
de arena
dice que la otra
carretera
ofrecería
menos
resistencia
y allá va
con el zig zag
de un corazón trabado
en la derrota
piensa que
la izquierda
será más
luminosa
mientras deja la diestra
acongojado
pero el cangrejo
sabe reconocer
el mal menor.
EN TANTO QUE DE ROSA Y AZUCENA
Las primeras arrugas van borrando
de mi rostro el candor:
ya no me creo eterna.
Ahora la Pequeña Lulú lava los platos
y Periquita entrega el corazón.
Te vas, edad ligera, fuiste grave.
No puedo recordarte vaporosa
danzando entre claveles
no puedo recordarte despeinada
en la grupa
de una motocicleta
acaso la adultez
se ajuste más al lento
material de mi cuerpo.
Tampoco me apetece una elegancia digna
ni fermenta en mi piel
la prometida miel
de una gran obra.
Sin embargo construyo un monumento
más eterno que el bronce.
Tengo un hijo.
Cuando crece
rechinan
los resortes del mundo
LA CONQUISTA DEL DESIERTO
1
qué garabatea la cautiva
de ojos claros
en las hojas
de un
algarrobal
nadie la forzó
pero ha sido enseñada
a deslizarse
en alpargatas negras
de troyanos a tirios
como una musiquita
distraída
qué garabatea en letras gringas
a las que se refiere como “versos”
una palabra
que los niños
luego
usarán en la escuela
para diferenciarla de la “prosa”
2
para qué conquistar
si aquí no hay nada
es como la campaña del desierto:
empujar a los indios y poner abuelos que descienden
dulcemente
dispuestos a empollar
no es poblar
sino ablandar
la greda
pisando fuerte con
zapatos
de yute
escupir en la arena
maldiciones
propias del acá
y orinar bajo un árbol
que los niños luego llamarán “ombú”
para diferenciarlo de “palmera”
quiero conquistar tu corazón
(me dice él)
pero aquí no hay nada
que no sea
una tierra baldía
rodeada
de salvajes
en malón
3
Turba de tolderías
el indiaje
desmenuza
a la yegua
los blancos
despellejan
a la mujer del indio
y llevan a los niños
para colgárselos
de souvenir
han cavado una zanja
entre llanura y pampa
a fin de discutir a cielo abierto
(con tormentas de arena)
si el sitio es un desierto de espinillos
donde no había nada
solamente caldenes
guanacos en tropel
tierra vacía donde tender los trenes
de un océano al otro
y saludar fantasmas por la ventanilla
4
creí que la verdad tenía frío
la arropamos
con vicuña
la llamamos “dueña”
para alejar el miedo que nos daba
una verdad en cueros
y una realidad
que no
pertenecía
lejos, lejos
el sonido de una polvareda
se adelanta al trote
como
un rayo
al trueno
el miedo
solía
ser un péndulo
cimbrar
5
se me desgaja
el pueblo
-me despueblo
de antes y después-
como si algo de mí
expulsara
cuerpo
como si algo
destrozara raíces y
retoños
voy a morir de poca densidad
voy a morir de poca población
cuando sea
un estambre
desnudo
de sus pétalos
(amarilla, sola, derechita)
(De El talante de las flores, 2014)