SPINEDI, CARLOS
C. S.
(1928 – )
Un día te levantas
y descubres la vida
aprisionada entre paréntesis
y una fecha cualquiera
que sólo tú conoces
�o algún notario de provincia�
y el ojo terco de un cíclope
agazapado en el papel
seco el lagrimal la córnea blanca
mirándote
en sus párpados verticales
no advertirás un guiño salvador
cuando impasible sorba
la magra historia de tus años
como un negro agujero
a las galaxias
vana intención será la huida
tu astucia y la esperanza
inútiles
tal vez le grites que tu nombre es �nadie�
o te aferres temblando
al vellocino gris de las semanas
en la caverna homérica
casi burlón
el eco se irá debilitando
mientras repite �nadie� �nadie�
antes del silencio
(De Sombra de Dios y otros poemas, 2000)
CICLO
1
hojas de acanto proyectando su red de nervaduras sobre la palma de una mano,
2
mano por la cual se escurre la sombra de los tiempos antiguos,
3
antiguos módulos solares que un dios obstinado activa cada día,
4
día impreso en las inmóviles láminas de un almanaque de campo,
5
campo de trigo verde contaminado por rojas amapolas y blancos fragmentos de mármol,
6
mármol salpicado por la sangre de los augures y los pájaros,
7
pájaros de mirada estrábica posados sobre los muros de un templo,
8
templo destruido por el seismo imperceptible de las migraciones,
9
migraciones de hombres condenados a la suerte perecedera de las hojas,
10
hojas de acanto proyectando su red de nervaduras sobre la palma de una mano.
DECÁLOGO
Mensajes atados a las cometas chinas y dispersos al azar por el viento, caían entre los árboles, en las aguas de los estanques o, tal vez, en manos de anónimos lectores. Tal vez.
*
Sentirse —ser- a la vez, la margarita que se arroja a los cerdos y el cerdo que devora la margarita.
*
El intelecto, creación del intelecto. Desconfiar.
*
El error de Ptolomeo y la verdad de Copérnico dejan, por igual, indiferente al sol.
*
La desesperanza ¡qué Dios tan cruel!
*
Si un ojo contempla lo eterno, lo toma transitorio.
*
La metáfora que inventaré mañana ya anida en mi corazón. Debo callar para que ella me hable.
*
La búsqueda de la perfección me aleja de lo perfecto.
*
Todo cambia: Heráclito lo enseña; el destino de Yorick lo evidencia.
*
Hombres y mujeres afirmamos con demasiada frecuencia: “nunca” o “siempre”. Al oírnos nuestros demonios personales se miran e intercambian irónicas sonrisas, no desprovistas de ternura.
(De �El Azud�, 1982)
* Nació en Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, en 1928.
EL BUITRE DE TELL EL-AMARNA
El desierto
prisionero en las trizas
de un espejo disperso entre la arena
pródigo multiplica
el perfil errante de las dunas
rastros
huellas de una mítica escolopendra
trepan y se derrumban
en las profundas hondonadas
�al avanzar de pronto retroceden�
y vacilantes otra vez repechan
hacia las crestas coronadas de sol
allí el Agua es
�a contra luz se atisba su reflejo�
la certeza que anula a la esperanza
la fuente de la sed vencida
la derrota del ave carnicera
la fe antepuesta a la plegaria
la aposteosis misma de la vida
el norte el sur el este y el oeste
�Es inútil camarada
nadie puede beber de un espejismo�
dice para si
el buitre real de Tell el-Amarna
al descender sin prisa desde el cielo
EN LA HORA SEGUNDA�
Compró el amigo un día de llanto
por otro día de pensamiento�
Raimundo Lullio
En la hora segunda de la noche
con el rostro vuelto hacia el Oriente
dirás la palabra secreta
ANETHARATH
y se regocijará tu corazón
contemplando los misterios
velados por el cielo a los ojos del hombre
Al alba
las campanas de una iglesia vecina
despertarán al demonio del miedo
y a la concupiscencia
de la esperanza
y tu escribirás en las paredes
rojos graffiti de advertencia
en un intento vano
por anunciar
que nuestra expulsión del Paraíso
acontece sin pausa cada día
a la memoria de Arturo Cuadrado
LA PALOMA DE MIMBRE ECUATORIANO
Anoche quiso volar la paloma
de mimbre ecuatoriano
que anida en el estante más alto
de mi diezmada biblioteca.
Cayó en silencio sobre el suelo
y allí quedó tirada inmóvil
con el estupor a flor de pico
de quien aguardaba tal vez un milagro
y de pronto le falta
el sustento invisible del aire
Yo sólo atiné a levantarla
y de nuevo la puse en su lugar.
¿Por qué falló? Nadie lo sabe.
Según algunos sus alas
no estaban preparadas todavía
y otros creyeron ver en su aventura
un alarde condenado al fracaso.
Desconocía al parecer los secretos del vuelo
o le faltó �es posible� un poco de coraje
para burlarse de sus leyes.
Ahora, inmune a la atracción del llano,
contempla serenamente al mundo
desde su oculto mirador.
Sospecho �sin embargo�
que durante el sueño aún le aquejan
ligeros sobresaltos.
LA TRAVESÍA
�e pronto sono a travassar lo rio�
Dante — Infierno: III — 124
Este no es el memorable rio
a que alude la ciencia de �el Oscuro�:
liberada por fin del cuerpo impuro
deplora aquí el alma su extravío.
Privados de esperanza y de futuro
a los hombres agobian el hastío
de ya no ser, y el sólido vacío
que a sus ojos parece un alto muro.
Al turbio río llaman Aqueronte:
incansable una barca lo navega
en tinieblas, sin cielo ni horizonte,
mientras refluye su corriente ciega
hacia la orilla misma del Averno,
esa forma perversa de lo Eterno.
a José Edmundo Clemente
MEDITACIÓN AL PIE DE AKROTIRI
El Olimpo descarga sus cenizas candentes
sobre la blanca ciudad abandonada
es pobre la cosecha de los dioses
en esa red de fuego:
ni osamenta de perro
ni esqueletos de núbiles doncellas
sólo grandes ánforas vacías de aceites o de vinos
alguna túnica inconclusa en los telares
y huérfanos enseres cotidianos
dejando atrás los ídolos cicládicos
(ya confrontados ciencia y cielo)
los talantes eluden la traición de la tierra
refugiados en su flota de innumerables naves
-las estatuas y los niños primero-
antes que ondulantes los sismos
conviertan en ruinas a esta Akrotiri milenaria
sepultada en el seno de la isla de Thera
NOTICIA DE UN DIÁLOGO APÓCRIFO
¿Y quién es Yahvé�?
Éxodo 5:2
Y Yahvé dijo a Moisés, desde la zarza ardiente:
�Yo soy el que soy
y para siempre ese es mi nombre�
Dio crédito a sus oídos y a sus ojos
el prudente varón e interrogó al milagro:
�Señor , dime ¿qué es lo que no eres?,
porque ellos, con astucias, me preguntarán
y mi lengua, aunque veraz, es tarde�.
Y la voz respondió:
�Más te valdría no saberlo nunca.
Yo no soy lo que tú eres�
hijo de hombre preñado por la muerte�
y se estremeció la tierra.
Y tuvo miedo aquel pastor
a quien un día Termutis, la egipcia,
sacara de las aguas,
ocultó el rostro entre las manos
y desierta quedó su boca de palabras.
Y otra vez resonó aquella voz
sobre el monte Horeb:
�Escucha Moisés, yerno de Jetro��
y postrado el levita escuchaba
los designios del Dios de los hebreos.
Después la zarza fue cenizas
y como águila llegó el silencio.
ONIROMANCIA
II
Yo duermo, pero mi corazón vela
Cantar de los Cantares, 5:2
Enraizada en el sueño te descubro líquida sobre la ambigua tierra
de la noche por donde el acero de la vigilia vaga persiguiendo tu imagen
oculta entre la elástica desnudez de las hojas
el silencio denso de la lluvia deja su impronta en el sendero
huellas profundas alzan desde el barro un estremecido vuelo de pájaros
en busca de otro cielo
adelante el camino bifurca hacia bocas abiertas en un muro de
sombras
el agua se filtra debajo de la hierba por una grieta oscura
entre los cantos rodados húmedos de musgo y lágrimas brilla la estela
fugitiva de un pez imaginado
en la margen opuesta del olvido tú cosechas las nueve hojas de eléboro
negro que pondrán fin a la locura
mientras se acercan las tinieblas junto con el día
VERANO DE KIKÍ, EN ITEA
En la terraza
del hotel “Afrodita”,
casca tu mano de poeta
-durante el desayuno-
a unas inútiles palabras
como a huevos cocidos
tres minutos,
en el caldero hirviente de la lengua
caminas (luego) por la playa
del golfo de Corinto,
evitando mojar tus pies
en el contaminado Egeo
y eliges,
tan segura está de la aventura,
bucear en lo profundo
de tu mar interior,
allí donde te espera,
fiel pero a la vez esquivo,
un pez hecho de espinas y fulgores.
(De “Para una geografía lírica de Grecia”, 1997)
VISITA A KNOSSOS
Icaro impaciente
desde el azul cielo de Creta
caes a otro azul llamado Egeo
en tu camino a Knossos
pisas la tierra
del fabuloso Minotauro
esta mañana
un vaho de museo se respira
entre olivos y cipreses sagrados
otra vez la feria da comienzo
turistas y turistas y turistas
se extasían en las cámaras reales
ante el retrete de la reina
y su moderno servicio sanitario
sobre las lozas del palacio
no encontrarás las huellas de Teseo
apenas estremecida sombra
Dédalo oculta su verg�enza
mientras desde la taquilla Pasifae
grita su impúdico pregón:
“Adelante señora: el toro empieza
recién cuando usted llega…”